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Alta autoestima o soberbia: una delgada línea fácil de confundir

Alta autoestima o soberbia: una delgada línea fácil de confundir

En los pasillos universitarios, en redes sociales e incluso en conversaciones cotidianas, cada vez es más común escuchar frases como “me valoro y no necesito a nadie” o “si no me valoran, ellos se lo pierden”. La cultura del amor propio ha ganado terreno —y eso es una gran noticia—, pero también ha traído consigo una confusión peligrosa: la que existe entre alta autoestima y soberbia.

Qué es la autoestima

Tener alta autoestima no significa creerse mejor que los demás. Significa reconocer tu propio valor sin compararte, tener una relación sana contigo misma y saber que mereces respeto, tanto de los demás como de ti misma.
Una persona con buena autoestima:

  • Se siente segura sin necesidad de validación constante.
  • Reconoce sus errores sin derrumbarse.
  • Aplaude los logros ajenos sin sentirse amenazada.
  • Se permite aprender, mejorar y aceptar ayuda.

La autoestima, en esencia, no se construye sobre los demás, sino sobre el autoconocimiento.

Cuando la soberbia se disfraza de autoestima

La soberbia, en cambio, es una versión distorsionada del amor propio. Surge cuando la inseguridad busca esconderse tras una máscara de superioridad.
La persona soberbia suele:

  • Necesitar demostrar constantemente que es mejor.
  • Descalificar o ridiculizar a otros.
  • Confundir confianza con arrogancia.
  • Negarse a reconocer sus errores o debilidades.

Mientras la autoestima suma, la soberbia resta. La primera inspira y genera respeto; la segunda aleja y crea conflictos.

Imagina que la autoestima, es decir: “Sé quién soy, me gusto y sigo creciendo”.
Y la soberbia es afirmar: “Soy mejor que tú, y no necesito cambiar”.

La diferencia puede parecer sutil, pero el impacto en tus relaciones, tu crecimiento personal y tu bienestar emocional es enorme.

Cómo cultivar una autoestima auténtica

  1. Escúchate sin juzgarte. Reconoce tus emociones y necesidades.
  2. Rodéate de personas que sumen. Las comparaciones desgastan; el apoyo construye.
  3. Acepta los errores como parte del aprendizaje. Equivocarte no te hace menos valiosa.
  4. Practica la empatía. Reconocer el valor de los demás refuerza el tuyo.
  5. Celebra tus logros sin olvidar la humildad. Brilla sin apagar a nadie.

Puedes estar segura de que una mujer con alta autoestima no necesita gritar su valor: lo proyecta con serenidad. La soberbia busca imponerse; la autoestima, en cambio, se expresa con calma, respeto y autenticidad.

Y tú, ¿desde dónde te estás mirando: desde la seguridad o desde la comparación?

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